Colores y promesas
Colores y promesas.
Está ese orgullo que sentimos al usar siempre la misma camiseta. La de la cruz color azul, ÚNICA Y DISTINTA, como nosotros.
Me dijeron una vez: "Mira el escudo en la parte de la cruz, míralo fijo, quédate observando entre los miles de puntos azules, y vas a ver entonces los matices". Yo miraba y veía… solo azul.
Pero no, tenía razón, me quedé mirando fijo, con mucho esfuerzo pude ir más allá de donde va la vista y ¿saben? …tiene razón, empecé a descubrir sombras azules, siluetas azules, movimientos azules, todo en esa pequeña cruz.
Estás ahí tú, que fuiste a Monterrey, Toluca o Torreón de visitante en las finales pasadas. Estás tú, que te quedaste porque te quedaste sin entrada. Estás tú, que fuiste a Cancún en la final de Copa. Estás tú, que no tenías un peso y viste esos mismos juegos de local pegado al vidrio de algún bar. Estás tú, el cabalero que no querías verlo ni en la tele, desgraciada suerte que nos cargamos. En esa Cruz Azul está TODO, mírala bien.
Y algún desprevenido que no entiende nada, que no sabe de lo que significa la palabra cooperativismo, esfuerzo común, que no sabe una mierda de historia ni de magia, me viene a hablar de maldiciones, frustraciones, fracasos, etc…
Ahí está todo, en ese escudo, incluyendo las estrellas, sin contar las internacionales que faltan. Te quedas mirando y estás tú por primera vez en la cancha, tú saltando y emocionado en la tribuna, las miles de banderas de antes, esas de palo de madera rompiendo el viento, que te taparon la visión cuando salió La Máquina, y que te ayudaron a disimular un poco esa lágrima que se te escapaba.
En esa cruz color azul estamos todos. Solo hay que mirarla y saber que todo vale la pena.
Está el loco que salió del hospital y se fue a ver un partido cualquiera de copa a mitad de semana. Y está el loco que ese 10 de abril, no tenía a nadie y terminó festejando en la calle, abrazado de un tipo que hacía dos horas no conocía, y con el cuál compartieron un bar, unas cervezas, una borrachera.
Son cosas inimaginables para otros… “¿Otra gente que aguante tantas y tantas cosas?” Imposible. Eso también es grandeza, pero otra grandeza, muy diferente a la de los títulos, la tradición y la historia, de esa tenemos de sobra.
¿¡Pero qué te cuento Cementero!?… si está todo ahí. Los gritos en la tribuna, no grititos para cumplir, gritos, así, desaforados. La ansiedad, los golpes duros que nunca nos vencieron.
Por eso… por el pueblo que hay detrás, por el tamaño de sus huevos. Porque la camiseta la transpira tanto el equipo como la gente en la tribuna, la gente de verdad.
Porque ver como gritan los muchachos de la cantera los goles de los titulares, dice más que cualquier cosa. Es que hay algo que late en ese escudo, ¿será el corazón que le queda a la altura cada que nos ponemos la camiseta, y poco a poco, ya se impregnó en él?
La diferencia es… que eres Cruz Azul.
